
7.000 A.C aprox, en la llanura de Anatolia; cerca de la ciudad turca de Konya, Çatalhöyük, el primer asentamiento neolítico emerge.
Para entender la composición espacial del sitio, es necesario entender las amenazas del hombre en esa época; rodeado de un mundo sobrenatural que no entendía y lo explicaba de misma manera, se le sumaban las amenazas de fenómenos naturales y militares.
No cuenta con puertas de acceso por los muros laterales, sino que estos eran por el techo de cubierta plana, siendo transitable y marcando la circulación de esta ciudad. El muro en este caso, no tiene otra responsabilidad que no sea la de proteger al usuario y la ciudad, siendo de gran grosor y con contrafuertes para resistir embates de diversa índole, siendo sus entradas de luz muy pequeñas.
Las viviendas estaban adosadas unas a otras (no permitiendo la aplicación de calles o avenidas), siendo esta masa de muros, la mayor defensa como se mencionó antes. Su crecimiento era casi simbiótico, ya que, al pasar los años y décadas, grupos de gente llegaban y se anexaban a otros.
El culto religioso (siendo el hombre un espectador pasivo de un mundo sobrenatural e inexplicable) tenía un altar en la sala asegurado en cada vivienda donde ponían una cabeza de toro, muy común en la época. Se creía que los altares pertenecían a la casta religiosa de la ciudad, pero se comprobó que todas las casas cuentan con un superficie y decoraciones similares. Sus difuntos eran enterrados en el suelo, muchas veces bajo el altar, ya que se la veía como protectores y en caso de ser ancianos, como gente sabia.
De la mano al culto, no hay edificios públicos ni religiosos, esto apoya la tesis que, junto con el tamaño similar en todas las viviendas, no existían las castas.
Los muros interiores estaban enyesados (para decorar con pinturas de animales salvajes y personas) y vigas de madera que sostenían la cubierta.
Podríamos entrar en más detalles sobre este primer asentamiento; pero lo importante es comprender la visión del hombre neolítico ante la construcción: La sobrevivencia. Dándole incluso a la religión un aspecto primordial de la mano del altar, debido que el mundo sobrenatural merecía también una defensa sobrenatural. La lluvia; las flores en primavera, la sequía, el viento, la noche y el día, eran parte de un mundo que al hombre le parecía desconocido e inmanejable. Es por esto también que la arquitectura avanza junto al hombre de la mano de lo “sobrenatural” de la religión y sus creencias.
Esta forma de construcción resultó ser exitosa ya que se tiene la data que nunca fue conquistada y que sus ciudadanos se marcharon de la ciudad cuando el río más cercano se secó.